
Hay una playa donde de noche se alinean planetas. Los martes siempre falta Urano porque pierde la cobertura, y los sábados Mercurio acusa la resaca, pero el resto de noches da gusto pasear y notar que el horizonte aparece plagado de esferas coloreadas.
Y estoy haciendo un sofá de arena en el que sentarnos hasta que las olas lo derritan, o lo deshagamos inventando posturas en las que ver la luna reflejada en sus ojos.
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