
Recuerdo aquella tarde de cine, como si hubiésemos ido. Yo tardé más de media película en coger tu mano, y el resto de la película quedó grabada entre mis dedos. Al salir te invité a pasear por el parque que aún están construyendo. Era agosto, como ahora. No se me olvida porque ya habías vuelto de vacaciones, y yo empecé a escribir ese diario en forma de poemas en aquella libreta que me comprarás este verano. Y es que hay veranos tan inolvidables que aún no han ocurrido
Comentarios