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No se da cuenta, señora, pero la miran

No se da cuenta, señora, pero la miran. De los pies a la cabeza, lleve tacones o breve sombrero, vaya de verano o de primavera. Escribieron un bando pidiendo que sobre todo no la mirasen a los ojos para no quedarse entumecidos durante el resto de la semana, pero usted ya no lee la prensa desde hace meses. Da igual que salga de casa por la mañana o vague de noche embriagada, la miran hasta los semáforos. Si sale a comprar pan, podrían cerrar las harineras. Yo me siento orgulloso, que quiere que le diga. Me encanta. Me encanta saber que yo soy el último a quien mira por las noches.

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Publicado en microrrelato poemas Relato

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